lunes, 1 de junio de 2009

El desafío digital pasa por las aulas

01.06.09 -
MIGUEL LORENCI COLPISA. MADRID/ La Verdad
La 'escuela tecnológica' dirá adiós a la pared verde y la tiza blanca para rendirse al lápiz óptico y la pantalla interactiva
Murcia es la comunidad autónoma con más pizarras digitales: dos por colegio
El encerado y la tiza son casi piezas de museo. Ceden el testigo a la tecnología digital. No tienen cabida en la escuela 2.0 que formará a las nuevas generaciones. Su docencia se articula sobre dos elementos claves: el ordenador personal y la pizarra digital.
En el reciente debate del Estado de la Nación, el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, prometió portátiles para casi medio millón de estudiantes de 5º de Primaria para el próximo curso y pizarras digitales para todos los colegios. Nadie duda de que el futuro de las aulas pasa por estas pizarras digitales, presentes ya en la mitad de los colegios y cuya financiación y despliegue está en estudio. Se calcula que en España hay instaladas unas 40.000 pizarras digitales y que en cinco años su penetración será casi plena. Quienes ya las disfrutan se deshacen en elogios. Pero ¿qué son exactamente? ¿Cuál es su coste? ¿Están todos los profesores capacitados para su manejo? ¿Hay dinero y capacidad para introducirlas en el nuevo curso?
«Las pizarras son el revulsivo para un sistema docente que será digital o no será», responde José Dulac, coordinador del Proyecto pizarra, docente de larga trayectoria y uno de los grandes expertos y valedores de esta potente tecnología. Unos ingenios que cambiarán radicalmente un sistema educativo que «cuenta con escuelas del siglo XIX, profesores del XX y alumnos del XXI», según se planteó en un reciente encuentro de fabricantes y vendedores de estas innovadoras pizarras luminosas.
En Europa, el país más avanzado en este campo es el Reino Unido, donde la apuesta personal de Blair hizo que el 90% de los colegios tengan hoy al menos un dispositivo de este tipo, presente en el 60% de las aulas. En España hay pizarras digitales en la red académica de todas las comunidades, si bien su penetración es muy desigual. En este sentido, Murcia está varios pasos por delante del resto de comunidades, ya que todos sus centros están dotados de al menos dos pizarras digitales gracias a la gestión que realizó el anterior secretario general de la Consejería de Educación, José Gabriel Ruiz, artífice del proyecto de modernización tecnológica Plumier XXI. Murcia está seguida por Castilla y León, Galicia, Extremadura y Asturias. En el otro extremo, Andalucía, Madrid, Cataluña y Aragón van más despacio. Y el futuro ya está aquí.
VARIEDAD
Tantas pizarras como ordenadores
El vértigo tecnológico permite que haya tantos modelos de pizarras digitales como de ordenadores. Su precio varía en función del modelo y las prestaciones, «pero no será descabellado establecer una media de coste en torno a los 3.000 euros y con tendencia a bajar» explica Dulac. Su denominador común es un manejo intuitivo y no demasiado complejo pero que exige «una familiaridad con la técnica de la que carecen muchos profesores». «Una técnica que va muy por delante de la capacitación de los profesores, en cuya formación hay que invertir sin complejos», propone Dulac.
En esencia, una pizarra digital es una pantalla de grandes dimensiones -en torno a la 80 pulgadas, el doble que los monitores de televisión caseros más grandes- sobre la que se puede escribir e interactuar, bien mediante un sistema de proyección o retroproyección, y gracias a su conexión directa con ordenador y complejas herramientas complementarias, como el lápiz óptico que sustituye a la tiza. Esto hace que no se limiten a las funciones de proyector y se puede escribir y borrar como se ha hecho siempre con las pizarras convencionales.
En las llamadas pizarras blancas no proyectadas, se puede capturar todo lo escrito y mostrado sobre la superficie y convertirlo en un archivo digital en los formatos más populares, como PDF o JPG. Esto facilita el almacenaje en los ordenadores de los alumnos, unos archivos que se pueden compartir, imprimir y enviar por correo electrónico.
En las interactivas, por lo general electromagnéticas, las más poderosas herramientas en este ámbito, se puede escribir, borrar, dibujar y consultar todo tipo de archivos exactamente igual que con la pantalla táctil de un ordenador de grandes prestaciones. Se puede hacer correr cualquier de los programas que usamos habitualmente en nuestros computadores domésticos o portátiles.
INFRAUTILIZADAS
Los profesores deben ponerse al día
Son una herramienta muy efectiva para promover la participación del alumnado, ya que a menudo permiten interactuar desde los ordenadores de los alumnos mediante Bluetooth. Son atractivas y asequibles a unos estudiantes familiarizados desde muy pequeños con la tecnología, «pero exigen un profesorado que también esté al día con estas nuevas tecnologías» destaca Dulac. Una circunstancia «que no siempre se da», lo que está obligando en los colegios a contar a con la nueva figura del asesor tecnológico. «Se da la paradoja de que hay colegios que instalan pizarras digitales sin contar con acceso internet, y eso es como tener un Ferrari y carecer de gasolina», lamenta José Dulac, entregado a esta tecnología y a su expansión desde hace cinco años. Estima este experto que «en un plazo de cinco años las pizarras electrónicas estarán en el 90% de las aulas, ese es el reto». La pizarra negra, a su juicio «ha dejado de tener sentido».
Calcula que hay 40.000 pizarras electrónicas en las aulas españolas, «pero apenas se les saca todo el partido y el provecho pedagógico a un 25%». «En buena parte se debe a la falta de formación de los profesores para extraer todas las posibilidades de la interacción digital», dice Dulac. Sabe que cualquier esfuerzo inversor para adquirir esta pantalla «debe suponer un esfuerzo parejo en la formación de profesorado que muestra cierto respeto cuando desconoce la tecnología».
EXPERIENCIA SATISFACTORIA
Más atención, más motivación
La experiencia está siendo más que satisfactoria en los colegios que ya cuentan con ellas, como el centro Público San Miguel, en el populoso barrio de Hortaleza de Madrid, que dirige Rosario Castro. Todas las aulas desde 5º de Primaria hasta 4º de la ESO tienen pizarra electrónica y «la experiencia es más que positiva». Los profesores han constatado una mejora sustancial en la atención y la motivación de los alumnos. Pero no todo son facilidades, ya que la revolución digital pone a prueba al profesorado, obligado a reciclarse y a adaptarse a las nuevas tecnologías, «algo que se está revelando costoso en los profesores mayores de cincuenta años». Para que la adaptación fuera más llevadera hubo un largo periodo de adaptación y ahora hay un par de horas semanales de formación para los profesores. Un tiempo «escaso» a juicio de Dulac. «Un buen usuario de pizarra ha de ilusionarse e ilusionar, y llegar a crear sus propios contenidos con internet como gran herramienta».

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